Es la última pelota del partido y el pelotón de forwards de Urú Curé se viene con toda su humanidad ante la jauría rojinegra. Impactan e impactan, rebotan y no pasan. Los tackles del León embravecido devoran las ansias de la Lechuza del Imperio por romper el bloque defensivo, aun atacando por todo el ancho de la cancha y golpeando las puertas del try. La entrega por ambos lados es descomunal, emociona.
Las gargantas no dan más y los corazones tampoco. Eugenio Morra hace sonar su silbato y extiende su brazo marcando el centro de la cancha y todo es delirio. Cantan, saltan, se abrazan y lloran desgargantados los de barrio Jardín Espinosa. Algunos se arrodillan y besan el verde césped en la tarde gloriosa de final. Otros corren desaforados de alegría y se abrazan con cualquiera que se les cruza. Todo es un bello y sano descontrol.
Los vencedores se funden en un festejo que demoró 12 abriles y que decora el título número 17, honor copero que ya reposa entre la madera histórica del club más viejo de todos los deportes de la provincia de Córdoba. Los vencidos son consolados por la Banda del Oeste que no para de alentarlos. Verlos también es emocionante. Es la cultura del aguante en la adversidad.
Banderas rojas y banderas negras ondeando se elevan por el aire de Alta Gracia y el recuerdo sobrevuela por el espacio y el tiempo en la recordación de Martín Herrera, Tomás Gabellieri, Daniel “Mula” Gayraud, “Rocky” Carrara y del “Mono” Ignacio Segamarchi, y algunos más que se fueron de gira antes, sin poder ver como todo un pueblo también canta por ellos. Por lo que dejaron. Por un legado indescriptible. Por un amor que ni la misma muerte puede separarlos.
Luego la caravana rutera rumbeará hasta la diagonal y terminará su peregrinar copero para hacer nido en Argañaraz y Murgia. Para repasar tiempos idos en las mesas de un brindis interminable. Para idolatrar a sus jugadores. A los mismos que le dedican el triunfo a la gran sociedad deportiva que supo consolidar un puñado de apasionados con el “Bimbo” Rizutto como uno de los mayores emblemas de la Familia de Leones.
Es Córdoba Athletic. Es el nuevo campeón del rugby cordobés. El que con más jóvenes y algún puñado de pocos experimentados dirigidos por el staff que lidera Hernán Bustos, se abraza a la palabra campeón y como un buen combativo león, vuelve a reinar.
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